Es posible que hayas estado leyendo nuestro blog y hayas pensado que diseñar un mural participativo con tus alumnos es un proyecto bonito y sencillo que puede generar un resultado impresionante con una inversión relativamente baja. Al fin y al cabo, solo se trata de pintar una pared, ¿verdad? Déjanos contarte por qué es una mala idea.
Una de las principales complicaciones de pintar un mural es trasladar el diseño, manteniendo el formato y la perspectiva, del boceto a la pared, teniendo en cuenta los cambios en la superficie y los elementos que hacen que no sea una superficie lisa y perfecta.
A menudo son estos detalles en los que no se había reparado cuando se hicieron los primeros bocetos los que determinan el resultado final de tus paredes. Al final, cualquier habilidad, llevada al nivel de la maestría, depende de las horas de experiencia que se tenga. Cuantas más se tengan, más posibilidades habrá de haberse enfrentado a situaciones inesperadas y se sabrá cómo actuar.
Por ejemplo, preparar la pared es esencial para que la pintura se adhiera correctamente y es uno de los momentos en donde realmente se nota la diferencia entre muralistas que son profesionales y los que no. Elegir la imprimación correcta para el pigmento, que sea resistente, respetuosa con el medio ambiente y que haga que los colores sean vibrantes no es sencillo –basta con darse una vuelta por un almacén de bricolaje para comprobar la oferta que existe únicamente en estos productos–, pero esa es solo una de las partes de la ecuación.
Ya hemos hecho un post al respecto en nuestro blog, pero antes de pintar hay que tener la superficie lista y esto solo se consigue limipiándola a fondo, quitando las capas exteriores y asegurando que la humedad, némesis de los pigmentos solubles, no presentará ningún problema una vez se haya completado.
Pero los muralistas profesionales no son solo técnicos “de brocha gorda” que saben enfrentarse a culaquier problema a la hora de pintar, sino que también son artistas con inquietudes estéticas y que saben cómo hacer que cada proyecto se aborde como una obra de arte, para que sea memorable y satisfactoria para los deseos únicos de cada cliente.
Ya sea para crear un proyecto de integración para alumnos recién llegados, como un mural participativo, o para llevar a cabo la nueva imagen de tu centro, solo los profesionales van a logar un acabado que sea duradero, limpio y satisfactorio. Existen ciertos servicios en los que no se debe intentar recortar en costes, pues en el caso de la decoración del colegio afecta factores tan importantes como la impresión que se cause a las visitas.
Recuerda que el entorno en el que se educa a los alumnos es esencial para su formación correcta y puede significar la diferencia para que sus padres se decanten por tu centro en vez de otras opciones que tenían disponibles. Por ello, es esencial que se den cuenta en cuanto lleguen que, como parte de la dirección del centro, todos los detalles se toman con la seriedad que se merecen y que esto, por supuesto, acabará repercutiendo positivamente en la educación de sus hijos.
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